Si hay algo de lo que estamos 100% seguros es que la costa de España jamás falla. En este nuevo viaje al estilo TFR nos encontramos en la grandiosa Costa del Sol, especialmente Málaga y sus alrededores, un lugar repleto de ofertas gastronómicas, playas sobre el mar mediterráneo, arquitectura de distintas culturas y sitios para relajarse y disfrutar de un buen viaje. Alguno de los recomendados, Alcazaba, Castillo de Gibralfaro, Soho, Barrio de las artes y Playa La Malagueta. Y si te gusta el arte, no podes dejar de visitar el Museo Picasso, entre muchos otros.
Comiendo al estilo malagueño
Playa Padre para la costa de Marbella, un resto que junto a sus palmeras y el mar. Cuenta con una gran variedad de cócteles de autor y platos que se caracterizan por los productos locales. Nuestros preferidos sin dudas fueron las almejas jalisco, la degustación de sushi, las fresas sophie y los tacos de cangrejo que combina a la perfección los sabores mex, aunque su fusión asiática- mediterránea es la que termina de cerrar la inspiración de cada plato. La fiesta en el paladar no es solo gastronómica, ya que por las noches reúnen a grandes djs para seguir disfrutando.
Hibisco con su cocina vanguardista y su decoración selvática le hacen honor al medio ambiente. Los favoritos TFR fueron el milhojas de pollo escabechado con manzanas caramelizadas, la ensaladilla rusa con gambón braceado y togarashi; la increíble deconstrucción de burrata emulsionada con pesto y tomates confitados, que nos dejó una experiencia al paladar inolvidable y los canelones de carrillera ibérica. En su cocina marcan permanentemente sus raíces y tradiciones españolas dando a sus platos un toque exotico que lo hace único.
La Sole del Pimpi no solo es un restaurante moderno por su arquitectura en madera sino que su comida refleja su personalidad mediante técnicas japonesas sin dejar de lado la cultura andaluza. Pedimos la dorada aburi con vinagreta cítrica, tempura de Guadalhorce de langostinos y verduras de estación; y los rollos como futomaki crocanti con atún, aguacate y mayo koreana. Te recomendamos acompañarlos con un vino de su bodega de las sierras malagueñas. Para concluir una gran comida no te podes perder un clásico como la tarta de queso curado con helado de albaricoque. Las vistas lo hacen un lugar ideal para ver la ciudad, mientras te deleitas con sus sabores puedes apreciar el Teatro Romano y Alcazaba.
Y si hablamos de sabores autóctonos es el caso de La Taberna de Monroy con su comida andaluza y su espectacular cata de vinos. El lugar ya es reconfortante desde que ingresas con un diseño repleto de cuadros con fotos de la cultura malacitana. La experiencia va más allá de los famosos tapeos, todo tiene una vuelta de tuerca junto a productos de primer nivel. Los que tenes que probar: el vaso de ajo blanco con almendras, las alcachofas innovadoras con esferificaciones de vino y el rabo de toro cordobés cocinado a cocción lenta acompañado de unas deliciosas papas. Para algo dulce, la tarta de queso casera y pastel cordobés horneado a leña le dan el broche de oro.
Hammam al Ándalus, baños arabes
Después de un recorrido por la calle Larios, la zona más comercial y repleta de marcas internacionales, nos sumergimos en las aguas del Hammam al Andalus, no sólo es una experiencia super relajante sino que fue un viaje a tierras árabes. Cuenta con diferentes salas con distintas temperaturas, como la sala templada a 36º que ayuda a climatizar el cuerpo acompañado de música andaluza y luego la caliente a 40º que funciona como un baño turco que limpia y renueva la piel. Para seguir por este camino, no hay mejor manera de hacerlo que con un excelente masaje con esencias turcas. Al terminar el recorrido te ofrecen té verde con una pizca de menta mientras descansas en su terraza con vistas a la catedral.
Ahora sí, a seguir disfrutando…
Por: Solange M.Mendez
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