Generaciones vienen y se van. Las referencias de moda aparecen y caen tan rápidamente como el esmalte de mis uñas, que después de tres días de gloria, hoy se ven exfoliadas y mal hechas.
A cada década, a medida que la humanidad camina su camino hacia la supuesta evolución, "valores" tradicionales son sustituidos por nuevas propuestas de políticamente correcto, o un acuerdo en común de lo que es agradable socialmente.Hago parte de la generación Z - los post-millennials. Los que asistieron a la vuelta del milenio en una ocasión especial, donde los padres permitieron que los niños quedaran despiertos después de la medianoche.
La generación que, a los 13 años, asumía a Lady Gaga como una divinidad absoluta entre meros mortales y fueron los espectadores de una joven Britney Spears que se decía "ser una esclava para usted". Sí, desafortunadamente también es la generación que prejuzgó a Anitta diciendo que la misma copiado Beyoncé.Dentro de los increíbles hechos de mi generación, uno es lo que me llama más la atención: los chicos rebeldes.
Chicos que no se dejan llevar por el padrón de género y hacen lo que les da la puta ganas. Sin importarse en probar su orientación sexual, o seguir valores tradicionales, eses son los chicos que tienen la actitud necesaria para cargar un estilo único. Son los chicos que, después que un alumno gay fue retado de su escuela en Rio de Janeiro el año pasado por usar falda, se movilizaron y fueron TODOS en pollera como un acto de manifestación.
Son los chicos que llevan a sus novias a la marcha gay para prestar apoyo a los que buscan directos iguales.
Acá, les dejo mi “cheers” a la increíble generación de chicos rebeldes!
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