Sheila Conde y el arte de construir desde lo que una es
- Ainhoa Franco
- hace 5 días
- 3 Min. de lectura
Actualizado: hace 1 día
A veces tenemos conversaciones que se sienten más que se escuchan. No es tanto lo que se dice, sino cómo se dice. Así fue hablar con Sheila: una entrevista que terminó pareciendo una charla entre amigas. Quizá porque lo suyo no es la pose, ni la estrategia.
Es la intuición. La sensibilidad. Esa forma suya de hacer que todo parezca cercano, aunque detrás haya muchísimo trabajo.

Empezó en la moda hace más de siete años, cuando Instagram todavía era un álbum de momentos personales, los blogs vivían su mejor momento y nadie hablaba de viralidad. Venía del mundo de la comunicación, trabajaba en agencias, y fue tras un despido inesperado cuando decidió tomarse un respiro. “Me echaron en una gran tanda de despidos, y pensé: este es el momento de parar y ver qué quiero hacer realmente”, cuenta. Abrió un blog, sin mostrarse del todo, enseñando apenas fragmentos de sí misma. “Me daba vergüenza salir, enseñaba solo hasta aquí”, dice mientras señala el pecho con una sonrisa. Lo hacía por gusto, por necesidad creativa, por explorar. Lo que al principio fue timidez, poco a poco se transformó en una forma de expresarse con autenticidad. Las primeras colaboraciones no fueron remuneradas. “Lo hacía por amor al arte”, recuerda. Y fue esa entrega constante, sin prisas ni expectativas, la que acabó marcando el camino. El crecimiento no fue inmediato, pero sí lleno de perseverancia. Un sábado, casi sin planearlo, publicó un vídeo que lo cambió todo: 50.000 nuevos seguidores, llamadas de marcas, campañas internacionales. No fue azar. Fue trabajo, mirada, intuición. “Ese vídeo lo dudé hasta el último momento, y mira, fue el que más impacto ha tenido”. Fue estar lista cuando la oportunidad apareció.
Desde entonces, ha colaborado con firmas como Miu Miu. Pero más allá del prestigio de
os nombres, lo interesante es cómo los interpreta. No se limita a mostrar una prenda: la hace suya, la integra en su universo. Sus vídeos —a medio camino entre lo editorial y lo cotidiano— no buscan impresionar, sino inspirar. Algunos son hablados; otros, puramente visuales. Todos tienen algo que decir. Porque Sheila comunica desde un lugar genuino. “Admiro muchísimo a las compañeras que se expresan con total naturalidad. Yo necesito guion, ensayo... grabo muchas veces”, admite. Pero lo que llega es real. Y eso, en un mundo saturado de ruido, se agradece.
Para ella, la elegancia no empieza en la ropa, sino en los pequeños gestos del día a día: “Un pelo cuidado, unas manos limpias... cosas que parecen básicas, pero marcan una diferencia”. No se trata de vestir caro ni de seguir la última tendencia, sino de sentirnos bien en nuestra propia piel. A partir de ahí, se construye el estilo personal. Le inspira tanto una mezcla rompedora como un look minimalista. Pero más allá de la estética, lo que valora es que su contenido sea útil. “Quiero que quien vea un vídeo mío salga con una idea, no solo con ganas de comprar”. Ideas que no invitan a consumir, sino a redescubrir lo que ya tenemos.
Cada proyecto lleva algo de eso: observación, detalle, cuidado. También el interiorismo, tro de sus proyectos que aunque hoy esté en pausa, permanece como una vía abierta. Una posibilidad que no se ha cerrado, sino que espera su momento para volver con más sentido. No quiero correr. Quiero que tenga sentido cuando vuelva”. Porque para ella, construir espacios —como construir estilo— no es una carrera contra el tiempo, sino una forma de estar en él. De hacerlo más amable. Más propio.
En una hora de entrevista, Sheila habló de moda, de creatividad, de luces naturales, pero también de los días difíciles, del miedo a no estar a la altura, de los vídeos que repite hasta quedar satisfecha. Contó que admira a quienes comunican con espontaneidad, aunque ella prefiera preparar cada palabra. Y compartió, casi sin querer, su fórmula: observar, escuchar, construir desde lo que uno es. Porque hay quienes crean contenido. Y quienes construyen presencia. Hay quienes siguen la corriente. Y quienes encuentran su ritmo. Sheila es un poco de todas, y por eso, más allá de las cifras, más allá de los likes, lo suyo permanece. Porque crea una comunidad que verdaderamente valora y espera sus consejos
Comentários